tag:blogger.com,1999:blog-132278342024-03-07T17:05:08.469-05:00vueltas (y más redundancia). . *no hay verdad más real que la que no se dice.pseudoniñita.http://www.blogger.com/profile/02915993385969556758noreply@blogger.comBlogger14125tag:blogger.com,1999:blog-13227834.post-72401100156845849902007-04-08T08:56:00.000-06:002007-04-08T08:58:23.199-06:00emigro.<span style="font-family: courier new;font-size:180%;" ><a href="http://nacienabril.blogspot.com/">shao!</a></span>pseudoniñita.http://www.blogger.com/profile/02915993385969556758noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-13227834.post-1162170904949793662006-10-29T20:13:00.000-05:002006-10-29T20:32:39.763-05:00Sin mentirles.Y es que si no dejara las cosas tiradas de vez en cuando, simulando que son asuntos pendientes de esos que no me cree nadie, no sería yo. En fin, para qué les voy a escribir otra vez la típica cátedra de la cabra chica que se olvida cada cierto tiempo que tiene blog y (muy a veces) cosas que decir. Mejor nos ahorramos espacio y vamos directo al grano: Bienvenidos a este nuevo post, lectores y lectoras -queridos sobrevivientes a la amnesia temporal- soy la misma persona de aburridos diecisiete años, cuya vida no ha cambiado mucho desde la última entrada - a excepción de un par de rojos más en el libro de clases y unos cuantos cortes de pelo- escribiendo para el lector promedio al que se supone ingenuamente debería interesarle este par de líneas que intentan retratar mi existencia actual calificada objetivamente de depresiva y contradictoria.<br /><br />Si bien mis metáforas carecen de rating y sentido, a veces creo que mis días son como una de esas canciones que se repiten eternamente en winamp y da flojera cambiar. Y así me he vuelto indiferente a los sonidos y a las palabras de tanto percibir lo mismo. No se asuste si todo esto le suena a suicidio inminente, porque si algo he puesto en un lugar fresco y seco en todo este tiempo son mis ganas de cumplir sueños - por más cursi que suene- y para eso necesito una dósis decente de años dando vueltas por este planeta.<br /><br />Qué lata que las coincidencias no existan y que el tiempo se pase volando. Por ahora me limito a sobrevivir a este fin de año coleccionando paciencia y contando los días, cruzando los dedos por no fracasar en esa bendita prueba en la que he invertido tanto tiempo de este año, dentro de un cuento que ni yo misma me creo y que hasta lo mismo me da, omitiendo la pena que tengo por no ser parte de esa nostalgia de fin de colegio que comparten mis compañeros de cuarto medio, examinando desde lejos los polerones llenos de sobrenombres genuina y supuestamente cariñosos como <span style="font-style: italic;">panxi, sebita, kbezon, mila</span> and stuff sobre el infaltable título (<span style="font-weight: bold;">generación dosmilséis</span>), mientras mi profe de matemáticas del preu habla y habla sobre cosas que ni en la más electrizante etapa pre-PSU podrían interesarme. Tan absurda y ajena me siento a esta realidad casi cebollera que está acabando hasta con la mala onda eterna de ciertos personajes dentro de la sala, tan intrusa en esa foto de fin de año que me tomé con mi curso nuevo -<span style="font-style: italic;">¿les conté que me cambié de curso por graves problemas de <span style="font-weight: bold;">to-le-ran-cia</span>?</span>- que a veces se me olvida que estoy a días de licenciarme y dejar para siempre ese lugar repleto de pena, rabia y felicidad.<br /><br />Es el precio que tengo que pagar y no por ser pseudo-distinta -como intentan consolarme algunas personas misericordiosas de esta tonta pendejita que lo que menos quiere es dar pena (anote bien eso)- sino por haber decidido ser distinta. Este es el costo de haber elegido no reírme junto al curso cuando mis compañeros dejaron de ser esos cabros chicos graciosos que me hacían llorar de verguenza con sus sobrenombres crueles y luego borraban la pena a carcajadas en el patio cuando jugábamos al pillarse. Lento pero seguro empezó el desagrado irreconciliable, en esas clases de historia, cuando los cabros chicos ya no eran más graciosos y se convirtieron en unos pailones groseros y especialmente carentes de neuronas que interrumpían las charlas del profe -las únicas que me interesaba escuchar en aquellas tediosas horas- y manejaban una obsesión que hasta el día de hoy no logro entender por dibujar genitales en las mesas. Entonces, nunca más fue posible salir al patio a olvidar los insultos que nos lanzábamos sin querer, sin darnos cuenta, con esos mismos tipos que alguna vez fueron mis amigos.<br /><br />Y a modo de conclusión, señores y señoras aburridos del melodrama, acepto que nunca en mi vida - ojo, esta frase no es sólo un recurso literario para que usted se asombre y se emocione al finalizar el post- había deseado tanto ser parte del montón y sentirme una más de ellos, aunque fuese posteando frases dramáticas en el fotolog de mi curso con sabor a consuelo para la nostalgia de cualquier cosa que termina.pseudoniñita.http://www.blogger.com/profile/02915993385969556758noreply@blogger.com26tag:blogger.com,1999:blog-13227834.post-1151524574680161392006-06-28T12:44:00.000-06:002006-06-28T13:56:14.826-06:00TípicoDe repente (mentira) me acordé de ese <span style="font-style: italic;">i'm not living... i'm just killing time </span>que suena en una de las muchas canciones que me hacen pelar el cable en días como este. Mientras escribo lo más rápidamente posible antes de que llegue mi papá con una de esas caras que me provocan pánico desde que tengo noción del concepto <span style="font-weight: bold;">peligro</span> a preguntarme si no tengo algo mejor que hacer, concluyo que el único ingrediente dramático de la adolescencia es <span style="font-weight: bold;">el amor</span> y que si fuera una asexuada (?) o como sea que se llame esa gente bien nerd que nunca se enamora -algo que yo no puedo dejar de hacer desde que voy al colegio- sería una niñita bien top con excelentes notas y un estable buen humor.<br /><br />En realidad no sé porqué culpo al preuniversitario, al colegio, a mi supuesto no-encajo-aquí de este estado de ánimo y de mi personalidad tan soberanamente insoportable. A veces me escucho hablar y digo <span style="font-style: italic;">ahh... vieja chica amargada.</span> Y me da pena, porque realmente digo lo que pienso. Pero yo ayer le comentaba a mi mamá que me carga la gente que no dice lo que piensa y me dijo que la vida es así y uno debe ser hipócrita. Bonita enseñanza, reflexioné yo.<br /><br />Aunque tal vez debería hacerle caso.<br /><br />Cuando chica, yo llenaba mis agendas y diarios de vida con el nombre del niñito que me gustaba en diagonal. Una vez pegué un envase de galleta que botó uno de los tantos de los cuales me sentí enamorada. No era algo que yo hiciera porque me pareciera divertido, en realidad me avergonzaba admitirlo. Son cosas que no voy a dejar de hacer, aunque como <span style="font-weight: bold;">todo evoluciona</span>, ya no soy tan explícita y a veces hay maneras más eficaces de vomitar sentimientos. Una vez mi mamá leyó mi diario de vida y el final ya pueden imaginarlo. Por suerte ahora todo es más moderno y mi mamá odia la modernidad. Alguna vez me preguntaron porqué no dejaba que mis padres leyeran lo que escribía. Yo respondí con dos razones: uno, nunca les ha interesado y dos, no me gusta compartir ese tipo de cosas con ellos.<br /><br />Cuando viajo en taxi siempre pienso en canciones tristes.pseudoniñita.http://www.blogger.com/profile/02915993385969556758noreply@blogger.com45tag:blogger.com,1999:blog-13227834.post-1149107894654137162006-05-31T14:31:00.000-06:002006-05-31T20:33:11.476-06:00Juventud Extrema and stuffHe llegado a la conclusión de que me caigo mal.<br /><br />Usted, querido lector de mi muy agonizante blog. ¿Me odiaría si le dijera que no estuve en ninguna protesta estudiantil por voluntad propia (o por flojera, quizás), que no subí una foto revolucionara a mi fotolog, que no arranqué de los carabineros y que además no poseo una gran opinión al respecto?<br /><br />Sí. Porque soy una de esas jóvenes en etapa de <span style="font-style: italic;">yo, yo, yo y yo, y ah, tal vez yo</span>. Si usted no pasó nunca por esa etapa: felicitaciones, le quedamos debiendo el premio por bloqueo creativo de la escritora en este preciso momento. Soy una de esas jóvenes con una pseudo-existencia out, que todo lo miran, que todo lo escriben, que nunca hacen nada, que <span style="font-style: italic;">ahh sii bacán!</span>, que<span style="font-style: italic;"> obvio</span>, que <span style="font-style: italic;">qué onda bachelet y ese ente llamado ministro</span>, que <span style="font-style: italic;">odio los carabineros y el sistema</span>, que <span style="font-style: italic;">ojalá les resulte</span>, que <span style="font-style: italic;">esto es histórico</span>. <span style="font-style: italic;">Que quién fue el huevón que inventó la PSU</span>. Qué rabia, en todo caso. Porque cuando era chica me fascinaban estas cosas y no me perdía la oportunidad de soltar algún discursito inteligente, de esos mismos que uno siempre le copia a su papá o al abuelo sabio de la familia. Pero ahora me limito a mirar las noticias y emocionarme por cosas en las que yo poco o nada he aportado. Soy del montón, pienso, mientras me siento en el suelo fuera del Preuniversitario a esperar que mi papito me venga a buscar. Aunque tengo una ventaja por sobre el resto, claro está: lo asumo.<br /><br />Mientras mi vida se resume a un montón de desafortunadas circunstancias - mediocres resultados en los simulacros de PSU, una vida amorosa no muy winner, malas notas y una poco original -en estos tiempos- exclusión colegial- sé que mi existencia es tan poco importante y productiva que a lo único que me animo es a intentar volverla más adrenalínica despertándome en la mañana, musitando alguna frase-positiva-para-casos-extremos, duchándome mientras canto una de esas horribles canciones pegotes, haciéndome un peinado entrete que nadie, además de mi hermano, mi gato y mi mamá, verá y escuchando música fuerte para autoconvencerme de que la felicidad está en mis manos y que cada día es el comienzo de una nueva vida (¿así era?).<br /><br />Si usted no quiere terminar así: no sea huevón y comprenda que <span style="font-weight: bold;">el sin pan ni pedazos es real</span>, no una invención de la gente con plata para que usted fuera un conformista de mierda. Yo soy un ejemplo ambulante. Acepto invitaciones a programas de rehabilitación para estúpidos sin remedio y jóvenes sin convicciones políticas.<br /><br />Ah y no vuelvo a dejar botado mi blog. Ahora sí que no. Es que tengo harto que decir. Sí, aunque usted no lo crea.-pseudoniñita.http://www.blogger.com/profile/02915993385969556758noreply@blogger.com47tag:blogger.com,1999:blog-13227834.post-1143674882410703142006-03-29T17:21:00.000-06:002006-03-29T17:32:15.230-06:00Pero qué weird.-<span style="font-weight: bold;font-family:Verdana;font-size:85%;" >"Esto se está poniendo bien raro. Y es que en realidad hace rato que las cosas no huelen bien. Porque saben, chiquillos, esto no es Europa y por más que intentemos imitar el pseudo-estilo de esa gente que parece cool hasta con un frutero en la cabeza, no nos resulta y cada vez nos vemos más picantes. Así que no. Esta onda </span><span style="font-weight: bold;font-family:Verdana;font-size:85%;" >ultra-nerdy-freak-weirdo-style</span><span style="font-weight: bold;font-family:Verdana;font-size:85%;" > está re-out y deberíamos modificar nuestro pensamiento porque con tanto cabro dando vueltas en el colegio, forzándose a usar de esos lentes que venden en la feria, con peligro de chamuscarse los ojos gracias al plástico y el único objetivo de parecer loser, además de traumas visuales, vamos a crear enfermedades considerables en la población. Modérense pues, oye. Si Peter Parker es ficción. No les va a resultar la idea de quedarse con el o la más irresistible de la clase sólo por parecer excluido y misterioso.</span><span style="font-weight: bold;font-size:85%;" >"</span><span style="font-style: italic;"><br /><br /></span>Algo bueno que me suceda entre tantos rojos y noches de estudio rayando en corazoncitos la cara de Einstein, para ver si al viejito le da lástima y me ayuda desde el inframundodelosnerds. Vamos, no le cuesta nada. Entre <a href="http://www.paniko.cl/columnas/020weird.htm">aquí</a> y lea mi crítica al mundo neo-freak.pseudoniñita.http://www.blogger.com/profile/02915993385969556758noreply@blogger.com26tag:blogger.com,1999:blog-13227834.post-1143401963036473982006-03-26T13:20:00.000-06:002006-03-26T18:07:37.246-06:00El arte de adolescer/El arte de la adaptación.-Otra vez dejando de lado mi blog. Me carga no tener suficiente tiempo ahora, no sé ni porqué existe el colegio, porque además de aprender historia y filosofía (lo que podría hacer en mi casa), no me sirve para nada más que amargarme la vida y sentirme cada día más anti-social. A veces me da rabia no llegar a la sala y saludar a medio mundo, comentarles de esto y lo otro, reírme y que me pidan colación o algo así. La gente siempre ha pensado lo contrario, pero la verdad es que no quise quedarme fuera. Sucedió sin que me diera cuenta.<br /><br />Opino que me estoy volviendo vieja, me gustaba escuchar esa canción de la <span style="font-weight: bold;">colegiala</span> y reírme un poco al imaginarme con un viejo verde (eww, es broma, es un recurso estúpido para que usted se ría), pronto dejaré de ser parte de ese grupo que lucha con los micreros -aunque ya no tanto- y mi papá dice que me vestiré con ropa americana porque así son los universitarios. Yo no le creo nada, pero cuando se trata de ahorro mi papá es un genio en inventar subculturas y movimientos urbanos que nunca han existido. Llevo un mes en el colegio y siento que he escuchado la combinación <span style="font-weight: bold;">P</span>+<span style="font-weight: bold;">S</span>+<span style="font-weight: bold;">U</span> más de quinientas veces, ya dí las famosas pruebas de diagnóstico -esas que hacen sentir grande e importante-, y hace rato que levanté mi manito y le dije adiós a la Universidad Católica a la que siempre quise entrar (y no vivo más allá de Plaza Italia, no me mire feo). Siento que la adolescencia se pierde en fragmentos que quedan rezagados en ciertas acciones, dichos o pensamientos y el primer trocito de mi pseudo-vida-adolescente se escapó cuando firmé -por una cuestión más que nada simbólica- ese contrato con un preuniversatario y mi papá me miró con cara ad-hok de una reunión sagrada. <span style="font-style: italic;">'Espero que esto tenga sentido'</span>, me dijo y yo sonreí intentando amortiguar un poco la situación. Si no es para tanto. Aunque eso ni yo me lo creo, porque vivo pensando en el día en que un par de hojitas y círculos pintados definan mi vida por un año. La idea de fracasar, debo asumirlo, aunque me traten de histérica en los comentarios, muchachos: me a-te-rro-ri-za.<br /><br />¿En qué momento exacto se deja de '<span style="font-style: italic;">adolescer</span>'? Porque para mí los universitarios son jó-ve-nes. Adolescencia me huele a colegio, recreos, pololeos frustrados, peleas con las amigas y rojos en química. Al carajo el límite de edad, si todos sabemos aquí que si fuera por los psicólogos la adolescencia terminaría a los 50, hay un asunto de lucro que a mí nadie me va a negar. Pero me da pena y un poco de flojera dejar de ser adolescente y pensar que ahora, precisamente ahora, tendré que hacerme cargos de los errores cometidos y no habrá nadie que diga <span style="font-style: italic;">"Déjala, es la edad"</span>. Además, es divertido que nos encierren en un grupo de gente que supuestamente actúa sistemáticamente y debe ser comprendida. Súmele el tono de voz compasivo, cuando los que dan lástima pensando de un modo tan retrógrado son ellos. Pero no hay que ser leso, tenemos que aprovechar las ventajas de esa pseudo-enfermedad que tan fácilmente se nos asigna. Mientras el período dure, porque esto es como un recreo entre la niñez y la juventud. Un recreo bien largo que algunos disfrutan más que otros.<br /><br />A mí me entretiene decir que tengo 16 años e interactuar con gente adulta que nos tiene estereotipados de una manera tan trágica. Me parece cómico que me digan que soy madura y pensante cuando no es algo digno de celebrar, que me alaben por juntar dos palabras y hacer uso correcto de los conectores -a veces- y que me auspicien un buen futuro porque yo siempre pienso que soy bien pelotuda y no me sorprendería si un gitana se me acercara, me robara alguna joya que no tengo y me dijera que voy a terminar siendo profe de matemáticas. Aunque es un ejemplo, eso sí. Bien extremo, por lo demás. Pero al estilo de los profes (y es que me encanta citar las frases top top top de la gente): <span style="font-weight: bold;">yo sé que ustedes me entienden</span>.<br /><br />Así que si usted es adulto, aunque comprendo que este discurso está más repetido que cazuela de pollo en mi casa: <span style="font-weight: bold;">deje de subestimarnos</span>. Que harto que nos cuesta captar que tenemos neuronitas y a veces nos gusta olvidarlo un poco, pero en el fondo somos buenos cabros. Y no nos comemos a los padres, ni hacemos ritos con caras de profes en la hoguera. Nos gusta pintar el mono a veces, defender nuestro rol de niños-adultos cuando la situación lo amerite y simular que ciertas cosas nos dan lo mismo, pero en realidad no somos indiferentes a los castigos, aunque esto es un secreto que usted, señor, que por alguna razón aún me lee, no le contará a mis papitos.<br /><br />La mejor receta para entender a su cabrito adolescente: un par de viajes en el tiempo -para algo existe la memoria, señores-, unas cuantas dósis de <span style="font-weight: bold; font-style: italic;">comprensyl</span>, un análisis profundo a los términos más usados de nuestro pseudo-léxico -pero decente sí, pues-. Un dato: acuda al profe de inglés más cercano si aún no aprende a decir heavy correctamente. Y deje de creer que no es normal que un adolescente no escuche reaggetón, ese es un error garrafal e imperdonable.-pseudoniñita.http://www.blogger.com/profile/02915993385969556758noreply@blogger.com25tag:blogger.com,1999:blog-13227834.post-1138655144126281882006-01-30T15:43:00.000-05:002006-01-30T20:25:55.000-05:00De incomprensiones/Y sorderas.-<span style="font-style: italic;">Que la confianza</span>, <span style="font-style: italic;">que la adolescencia es complicada y lo sé</span>, <span style="font-style: italic;">que ya estás grande</span>, <span style="font-style: italic;">que cambia esa cara</span>, <span style="font-style: italic;">que cuéntame que yo también viví lo mismo, que si yo te entiendo, pero entiéndeme tú a mí, ya te quiero ver cuando seas madre</span>.<br /><br />Y yo que nunca fui, nunca he sido y nunca seré sumisa. Yo que nunca pude escuchar a mis viejos quedándome callada más de tres segundos, yo que recibí docenas de tirones de pelo y cachetadas por encogerme de hombros, por desafiar, por reírme de alguna amenaza.<br /><br /><span style="font-style: italic;">"Me da lo mismo"</span>, aprendí a decir desde que entré al colegio y tras las pruebas de números donde nunca pude obtener más de 6.0, mis papás prometían esconderme los patines. Recuerdo que pocas cosas alteraban tanto lo ánimos como mi indiferencia re.fingida. Sí, porque debo admitir que a veces los castigos resultaban un verdadero golpe en el estómago, pero prefería eso que ponerme a llorar como niñita ridícula y optaba por sollozar en la noche, cuando nadie me veía y podía ahogar el sonido con la almohada. Me dolía que no comprendieran que lo mío no era sumar números sin sentido, manzanas rojas perdidas de niñitos cuyos nombres no variaban del <span style="font-style: italic;">María y Juan</span>, problemas carentes de emoción y dramas de lápices perdidos y prestados que nunca lograron entusiasmarme. Entonces salía del colegio con la hoja del último dictado intacta, con el 7.0 estampado con lápiz escripto azul, con la carita sonriente al lado -que siempre me parecía más fea que la del resto-, con los ojos brillantes.<br /><br /><span style="font-style: italic;">"Ya, ¿y matemática?"</span>, decía mi papá, cortando la felicidad de un trancazo.<br /><br />Entonces me acostumbré a tener una respuesta preparada para cada vez que alguien se atrevía a menospreciar mis logros. Jamás nadie se encargó de celebrar las primeras ocasiones en que logré descifrar letras, ni cuenta se dieron cuando aprendí a leer y sentí que alguien me había destapado un ojo, o de pronto todo se escuchaba más clarito. <span style="font-style: italic;">Mira, ahí dice Donde Luchito. Mira, ahí venden verduras y bebidas heladitas. Mira, ahí hay una consulta dental con presupuesto gratis. Mira, ahí dice un garabato. Qué son ordinarios, cómo escriben eso en una pared.</span><br /><br /><span style="font-style: italic;">"Shhh"</span>, soltaba mi mamá cabezeando graciosamente. Siempre me daba verguenza verla dormir en la micro, pero también me hacían reír sus saltos y su ojo medio abierto cada vez que el micrero frenaba. <span style="font-style: italic;">"Lea en voz bajita, así se lee. Que molesta escucharla a cada rato".</span><br /><br /><span style="font-style: italic;">"Bueno, qué pena"</span>, musitaba yo acercándome más al vidrio para ver un letrero de esos negros escritos con tiza blanca. Y ahí recibía un codazo y los ojos se me llenaban de lágrimas. Entonces me cruzaba de brazos y pensaba en llamar a los carabineros por cada coscorrón o manotazo que ella me daba. Así habían dicho en la tele. Además, los niños tenían derecho a expresarse.<br /><br />Debo admitir que ese tipo de ideas jamás me abandonaron completamente. Ni siquiera cuando en la escuela dominical de esa <span style="font-weight: bold;">Iglesia Pentecostal</span> a la que fui desde cosa chica me mostraron el mandamiento que mi mamá aún me suelta de vez en cuando. <span style="font-style: italic;">"Honrarás a tu padre y a tu madre"</span>. Lo había reflexionado durante mucho tiempo. Y ya tenía en mente un puñado de respuestas para ese enunciado, aunque mil veces me explicaron que era sagrado y no se contradecía.<br /><br />Pero hasta el momento en que mi espíritu pseudo-idealista y cierta parte de mi inocencia caducaron, no dejé de decir todo lo que pensaba. Total. Los golpes me daban rabia un ratito, pero a mis papás los taimaba todo el día con mis respuestas de <span style="font-style: italic;">vieja chica</span>, como opinaban en la familia. <span style="font-style: italic;">Se le va a pasar luego. Siempre pasa que se ponen medio rebeldes, no le hagas caso.</span><br /><br />Y en cierta forma, no se equivocaban. Ir creciendo significa guardar secretos, pero no de esos que incluyen un macetero roto o un rojo en química. Nacen historias y cuando ya no hay ánimo de decir nada, de replicar, de contar, ellos sienten ganas de escuchar. Y se desesperan. Y lloran cada vez que la <span style="font-weight: bold;">Andrea Molina</span> habla de la falta de comunicación con los hijos, cada vez que la cosita que algún día tuvieron que ayudar a caminar sube corriendo las escaleras para evitar la sesión de preguntas y el sermón de la pseudo-comprensión.<br /><br />No pues, señores. Que el tiempo pasa y <span style="font-style: italic;">cambia, todo cambia</span>, que 16 años es suficiente para captar que las amigas escuchan menos y entienden más rápido, que la rabia en algún momento se controla y de todas formas siempre está la posibilidad de encerrarse en la pieza y contradecirlos en voz baja.<br /><br />O escribir, si se da el tiempo y la cabra tiene paciencia.-pseudoniñita.http://www.blogger.com/profile/02915993385969556758noreply@blogger.com43tag:blogger.com,1999:blog-13227834.post-1135819094884414682005-12-28T20:04:00.000-05:002005-12-28T20:18:14.966-05:00Pasado V/S FuturoFue más que terminar con 5,4 y bajar de un tirón mi ponderación de notas de Enseñanza Media, fue más que pololear por primera vez, fue más que dar mi primer beso. En realidad, fue hasta más que fumar patéticamente con la ayuda de una señora de 40 años que iba pasando por la calle, fue mucho más que sentirme rebelde.<br /><br />Este fue mi año, sí.Y no salió en las noticias. Ni una mención pequeña junto a la foto de la <strong>Kenita Larraín</strong> con cuello ortopédico. Nadie supo que se nos murió <strong>Juan Pablo II</strong> y los años que mi familia protestante invirtió en asustarme con el <strong>Papa Negro</strong> se fueron a la basura. <strong>Daddy Yankee</strong> ganó millones gracias a mis compañeras de curso y ellas nunca supieron cuántas veces quise causar un cortocircuito en el colegio para parar el tun.turún.tun.tún de una jodida vez. Los futbolistas chilenos fundamentaron nuestra idiosincracia derrotista, demostraron que mascar chicle con la boca abierta y pinchar con unas cuantas modelos no mejora la técnica precisamente. Y <strong>Piñera</strong> se lanzó a la Moneda cuando menos se esperaba. Pobre <strong>Lavín</strong>, yo que siempre lo odié y terminé casi compadeciéndolo.<br /><br />Nadie supo que mi comprensión lectora se ha arruinado inexplicablemente, que en biología lo único que sé es que hay un retículo endoplasmático liso y otro rugoso y que morí todo el año de la risa con la voz de la <em>Martuca</em> de <strong>Brujas</strong>. Nadie sabe que comenté de la tragedia en <strong>Antuco</strong>, que me senté con mi papá a hablar sobre los Tratados de Comercio y que en Historia Electivo aprendí las mil y un razones por las cuales no quiero que <strong>Piñera</strong> sea el próximo presidente de chile. Pero qué importa todo esto ahora, si no salió en ningún diario y tampoco lo dijeron en TeleTrece.<br /><br />Lo más top del año pudo ser mi primera experiencia con el Transantiago, la notable creatividad de los partidos políticos en la franja publicitaria que tanto nos hizo reír o quizá los trillones de pesos en el Banco Riggs. Pero nadie escuchó que renuncié a mi fanatismo de 5 años por <strong>Harry Potter</strong> luego de cierta entrevista a la autora, que escuché una de las canciones que más me han gustado en toda mi vida y que aún así mantengo el metro y 59 centímetros de altura. De pronto imagino un libro donde se enumeraran los hechos más importantes del año, pero de los ánonimos. Sí, de la gente-hormiga que se vio en la Plaza de Armas mientras la <strong>Cony Santa María</strong> reporteaba sobre algún interesante tema marca-rating. Todos ellos vieron sus deseos frustrados o logrados este año y nadie se enteró.<br /><br />Tal vez a nadie le importen las cientos de historias que se van a la basura con el simple cambio de numerito luego del 200. Ya no se usa agradecer nada, no. Y es que todo el mundo se encarga de transmitir el mensaje moderno <em>El Pasado Está OUT</em>, y lo cómico es la forma en que más tarde se piden explicaciones, como si los hechos no fueran causados. Y tal vez por eso, siempre he amado la Historia. Y tal vez por eso, todo el mundo la odie. Hay una costumbre generalizada, un deseo más bien, de querer borrarlo todo.<br /><br />Como usar el mismo cuaderno toda la vida. Borrando y borrando, gastando las hojas. Recuerdo que mi mamá jamás dejó que usara goma, detestaba las marcas del lápiz grafito sobre el papel y me obligaba a sacar la hoja y comenzar todo de nuevo. Recuerdo que lloraba de rabia, recuerdo que deseaba dejar todo tirado, porque comenzar el trabajo de nuevo era humillante. Anoche pensaba que este ejercicio se aplica a todo, pero que el mundo se divide entre la gente que saca las hojas y comienza un nuevo trabajo, la gente que sobreescribe (sin importar las manchas) y finalmente la gente que arranca las hojas sin atreverse nunca a comenzar de nuevo.<br /><br />¿Cuál opción elegir? O mejor (¿mejor?) aún: ¿Realmente se puede elegir?.<br /><br />La gente piensa que a los 16 se vive entre las converse, el messenger y el flirteo, pero no. Y no es que esté de moda estar depressed y simular algo alternativo, pero algunos de nosotros somos humanos. Algunos de nosotros usamos abrigo, algunos de nosotros nos sentimos tristes por el paso del tiempo, algunos de nosotros cumplimos sueños este año, algunos nos preguntamos si el próximo será posible sentirse así, entre enamorados y miserables, felices o histéricos de rabia. Me aparto del grupo que tiene miedo al futuro e inicio uno nuevo con free pass para todos aquellos que se sienten realmente aterrorizados de abandonar las antiguas sensaciones y dejar atrás el pasado. Ojo, que no es lo mismo. Tenemos repelente oficial para todos aquellos que dicen que el futuro auspicia cosas más intensas aún, ¿Por qué no se puede creer que lo que ya tuvimos fue mejor? ¿Por qué todo lo que viene genera tanta expectación? ¿Por qué tendría que sentirse tan bien como eso que ya pasó?.<br /><br />Ya saben, free pass. ¿Alguien se une?<br /><br /><strong>Feliz 2006</strong>.-pseudoniñita.http://www.blogger.com/profile/02915993385969556758noreply@blogger.com26tag:blogger.com,1999:blog-13227834.post-1133723655785311822005-12-04T12:53:00.000-05:002005-12-04T14:28:32.050-05:00Etapa sin nombre / Invitación sin destinatarios.-Esta es la historia de 4 chicas <strong>nerds</strong> que por esas cosas del destino se unieron en Segundo Medio. Dios los cría, el diablo los junta. Y no, señor, se equivoca si cree que estoy relatando una historia paralela a <strong>Amigas y Rivales</strong>, <strong>El Juego de la Vida</strong>, <a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Clase_406">Clase 406</a> o una copia más de esas teleseries mexicanas que pretenden mostrarnos un poco la vida de los adolescentes en secundaria o que, más cercano a nuestra realidad y no a la de mi Lela, me estoy basando en la súper teleserie juvenil chilena con la que supuestamente nos sentimos tan identificados. No, esto no es <strong>17</strong>. Pero a veces, estas 4 chicas sintieron que alguien había tomado sus vidas como experimentos de situaciones extremas (llámense locas, estúpidas, patéticas) al más puro estilo <a href="http://es.wikipedia.org/wiki/El_show_de_Truman">The Truman Show</a>.<br /><br />Nadie les aclaró que nacieron siendo lo más cercano al prototipo <strong>loser</strong> estadounidense. No muy curvilíneas, bajitas o flacas en extremo. Nadie les aclaró que ninguna tendría suficiente personalidad para lograr muchos amigos, para ir a fiestas y conocer a chicos con los cuales jugar a la botella. Pero tampoco esperaron que nadie lo hiciera, simplemente lo comprendieron antes de tiempo. Y se limitaron a ir al colegio, a reírse de cosas medianamente graciosas, a ser buenas y a llenar sus agendas con el nombre del chico que les gustaba. Ese que lógicamente nunca las tomaría en cuenta. Y más aún. El mismo que jamás notaría su existencia.<br /><br />En Tercero Medio, sin embargo, se produjo un quiebre. Uno de esos que mi profesora de Historia llama <em>rupturas estructurales</em>. Heavy. Las cuatro chicas subidas al escenario de pronto, criticadas por medio colegio, odiadas y amadas, pero más odiadas. Nunca a nadie le había interesado criticar el acné de una de ellas o su peculiar modo de usar uniforme, pero de pronto, se volvió una de las razones de las carcajadas a sus espaldas. Ella se encogían de hombros, divertidas ante el fenómeno. <strong>Weird</strong>. Eran, por primera vez, tan populares.<br /><br />Los chicos malos no tardaron en aparecer. Confirmaron ese vil mito de que <em>las chicas siempre eligen al peor</em>. Al más indiferente, al más complicado, al más <strong>freak</strong>. Esos que hacen creer en un secreto, en un milagro, en la cura de una chica simple a todos sus problemas. Un quiebre a toda su soledad. Pero en fin, no hablaremos de eso ahora. Debemos centrarnos en las cuatro chicas. En cómo comenzaron a llamar la atención, en cómo muchos se acercaron a ellas para interrumpir la burbuja de acero que las protegía. Llamándolas absurdamente raras, muchos chicos se sintieron atraídos por algo que nunca existió, algo que imaginaron. Como si estar alejadas del resto y hacer cosas sin sentido las conviertiera en criaturas de otro planeta con la facultad de regalarles algo del encanto - inexistente, por lo demás -.<br /><br />El colegio tomó otro sabor para ellas. Ya no les importaba lo mucho que sus compañeros las molestaran en clases, ni sentirse patéticas jugando handball en educación física, cuando las chicas se encargaban de hacerlas salir del equipo y ganar un dos directo al libro. Qué importaba no ser excepcionales en esa soberanamente idiota asignatura, si sólo servía para potenciar una faceta masculina que a ella no les hacía falta. Desde hace tiempo sabían que las mujeres se sentían más cool siendo masculinas, de ahí el interés por el fútbol y las camisetas arremangadas. Jamás lo entendieron. Era ilógico creer que por estar sudadas los hombres las querrían más.<br /><br />Potenciaron todo lo que antes hacían inconscientemente. Por primera vez les gustó ser ellas mismas, incluso si no tenían el cabello brillante y la nariz respingada. Nació la arrogancia y se aumentó el orgullo. Pero siguieron siendo buenas en esencia, las mismas <strong>nerds</strong> que se tiraban al pasto a comer papas fritas después de clases y que fumaron por primera vez luego de un mal día en el colegio, echando humo hasta por las orejas. Ninguna dejó de entrar al baño de mujeres y decir "<em>Tengo cara de demonio</em>" o "<em>Nada que hacer</em>" tras unas miradas al espejo. Ninguna dejó de babear tras las vitrinas del <strong>Eurocentro</strong>, fulminadas por las miradas de especímenes góticos, otakus y chicos pseudo-británicos, sólo por vestir normalmente y no tener cara de estar desangrándose. Pero se acostumbraron a esta nueva etapa de sus vidas y supieron que iba a terminar mucho antes de lo que quisieran. Porque jamás desearían que terminara, aún cuando esos pésimos días teñidos de gris profundos las hiciesen gritar lo contrario. "<em>Puto año</em>", dijeron muchas veces, pero no. Era el mejor de sus vidas.<br /><br />Y el año termina y las despedidas les hacen perder el <strong>cutout</strong>. Las cosas vuelven a re.ubicarse visiblemente, como cuando en el VHS se apretaba rewind sin stop. Intentan olvidarlo de alguna manera, se juntan a tomar y el asco las obliga a botar media botella por el water. Nunca les gustó el alcohol, pero siempre quisieron emborracharse para ver si podían hacer cosas más locas. Apretaban la nariz y anulaban el gusto por un instante, mientras rogaban que el estúpido líquido hiciera su efecto rápido. Nunca sucedía nada más que las secuelas psicológicas, algo así como las risas estúpidas para procurar <em>sentirse en otra</em>.<br /><br />Se sentían realmente afortunadas por esa invitación libre a uno de los carretes más largos y locos de su existencia. A ese que siempre miraron desde afuera, escuchando la música, pero sin bailar. Comentando lo que sucedía, imaginándose allá dentro. Tal vez se llamaba adolescencia, pero no creían que así fuera. Era demasiado irreal. Demasiado telenovelesco. Asquerosamente juvenil.<br /><br />Tarde, pero había sucedido. Por error o por caridad. Alguien había sacado a las pernas del encierro. Pero ahora estaban en el umbral preguntándose si regresar o seguir.<br /><br />Y una de ellas se encarga de narrar esto para encontrar alguna respuesta. No conoce a nadie que se haya cuestionado tanto algo tan simple. Tiene 16 años y espera seguir teniéndolos <strong>eternamente</strong>. Se pregunta si a alguien le interesa seguir leyéndola, aún cuando su lado más natural ha quedado descubierto.<br /><br />Quién dijo que los síntomas depresivos aparecen sólo en invierno.-pseudoniñita.http://www.blogger.com/profile/02915993385969556758noreply@blogger.com39tag:blogger.com,1999:blog-13227834.post-1126374345164529142005-09-10T11:32:00.000-06:002005-09-10T11:45:45.746-06:00Piamarta School / Una hora en misaJueves. 11.45 am. El timbre que siempre sorprende por su larga duración y que en unos cuantos años tendrá a los ex alumnos con problemas auditivos, nos indica el regreso a clases. Veo a la profesora de inglés acercarse a la escalera, sonriendo. <em>'Ella nunca parece enojada'</em>, le comento a mis amigas y ellas asienten, contagiándose ante tan peculiar fenómeno. Un profesor sonriendo. Y ya pensábamos que eso había dejado de suceder en el planeta.<br /><br /><em>'Tenemos misa esta mañana'</em>, nos dice, luego de repartir besos y de permitirme anotar mentalmente el segundo fenómeno de la mañana. Sí. Y además de sonreír, algunos profesores todavía saludan. Dios. Quién lo diría.<br /><br />Minutos más tarde, los Terceros Medios abandonamos las salas en medio de quejas y risas histéricas. Contradictorio. Clases (aburrimiento) VS. Misa (aburrimiento).<br /><br />En esas ocasiones es tan bueno no elegir.<br /><br />En el camino a la ceremonia, y sólo por satisfacer mi demoníaco instinto curioso, me pregunto qué piensan los jovenes de las misas. Busco respuestas mirando a mi alrededor. Unos cuantos tipos de zapatillas galácticas caminan de una forma que cualquier experto en danza consideraría artística. Mastican chicle con la boca abierta, como si el aire fuera a permitir que recuperara el sabor que perdió durante toda la mañana que llevan mordiéndolo. No parecen demasiado interesados en lo que suceda con ellos durante esos 60 minutos de encierro en el subterráneo del colegio. Por el contrario, parecen felices de abandonar la sala aunque ello signifique morir de aburrimiento. A un costado, un grupo de chicas con los ojos brillantes de felicidad. Hacen ruidos semejantes a los de las figuras de goma para bebés. En nuestro código del lenguaje, le llamaríamos chillido. Parecen excitadas por alguna razón que desconozco, pero de la cual me informo siguiendo la dirección de sus caras radiantes, donde se encuentra un nuevo grupo de chicos. Pero éstos son distintos. Otro nivel, diría mi mamá. Sólo les falta el soundtrack de promoción de la teleserie <em>Machos</em> para incluirlos en la continuación de la serie y dejar a <a href="http://www.tvn.cl">TVN</a> en completa banca rota. Busco en ellos algún síntoma pre-misa, pero están demasiado <em>interesados</em> en parecer indiferentes.<br /><br />Mientras vamos bajando, desde el subterráneo se escucha cierta canción de Soda Stereo. Yo cabeceo al más puro estilo <em>rockstar</em> y tarareo por inercia la letra que es más contagiosa que <em>'Lo que pasó, pasó'</em>, el reggetón del momento, como dice mi hermano. Algo tenía que heredar de mi padre además de la arrogancia y los ojos chinos. Fracción de segundo después, la melodía cambia a cierto tema argentino que causó sensación por estos lados. <em>'Estoy saliendo con un chavón'</em> and stuff. Muchos gritos guturales y las carcajadas del resto. Y todavía me pregunto si alguien recordaba que íbamos a misa.<br /><br />Entramos. A lo lejos se ve la banda de música y el coro. Llamados inconscientemente por muchos el principal objeto de risa durante la pseudo-celebración religiosa. Las sillas están prácticamente vacías, así que nos apresuramos a tomar un buen asiento.<br />El ya muy lúgubre subterráneo, se vuelve casi terrorífico al repletarse de Terceros Medios. Es el momento preciso en que los intereses se dividen en:<br /><strong></strong><br /><strong>a.-</strong> Observar al tipo (a) que te gusta.<br /><strong>b.-</strong> Elegir una ubicación cercana al tipo (a) que te gusta.<br /><strong>c.-</strong> Velar porque ella (o él) no esté cerca del tipo (a) que te gusta.<br /><strong>d.-</strong> Elegir un lugar disimulado para dormir.<br /><strong>e.-</strong> Optar por un lugar alejado de profesores que no te permitan reír.<br /><strong>f.-</strong> Optar por un lugar donde los audífonos del discman no se noten.<br /><strong>g.-</strong> Controlar las ganas irresistibles de demostrar lo que aprendiste en los simulacros de <em>Operación Daisy</em>.<br /><br />Minutos más tarde, realizadas o fracasadas las metas que se encierran en torno a estos intereses, el sacerdote aparece desde las escaleras. Escoltado por un par de niñitos que suman un punto a favor a la misa por brindarle el toque angelical que le quitan las voces del coro. Y nunca se supo cuál fue el objetivo tras la guitarra eléctrica de la banda musical. Si despertar a los dormidos o enfermarnos de los nervios como venganza por el pésimo comportamiento que el cura siempre está encantado de recordar. Decisión unánime: Todas las anteriores.<br /><br />La misa comienza entre reclamos tras el <em>'De pie, por favor'</em> de la Profesora de Religión. Segundo blanco de burlas de la ocasión. <em>'Vieja endemoniada'</em>, escucho a mis espaldas. No explícitamente, ojo. Para más fidelidad del relato, agregue unos cuantos adjetivos recurrentes entre adolescentes de 16 años.<br /><br />Tras el saludo del sacerdote, llegan a nuestros oídos aquellos cánticos que yo podría recitar mejor que la tabla del uno. Se escuchan un par de voces dulces, pero desafinadas. A metros de distancia, se nota el intento de cada integrante del coro por ser más escuchado que el otro. A mi alrededor, en cambio, la gente se burla de las monótonas canciones creando coreografías dignas de Mekano. Otros bostezan. El sueño se instala como un fantasma enorme, al igual que los murmullos y el fantasmal aspecto de los profesores, caminando entre nosotros con caras muy poco dignas de una celebración fraternal. Yo me dedico a observar mis dedos. Aún queda una hora.<br /><br />El sermón habla un poco más de lo mismo. O eso es lo que la mayor parte de la gente logra captar, si notamos que el idioma de cuna del cura es el portugués y que el español que maneja produce una mezcla realmente extraña. Tanto, que sería mejor escucharlo hablar de <em>'tudo bem'</em> que en su lenguaje con no tan vaga semejanza a los chicos de Axé Bahía. Procura ser amable, utilizar los modismos típicos y hablar de los profesores para llamar nuestra atención. Así como un <em>cura-lolein</em>. Pero sus intentos no dan mucho resultado y los bostezos van en aumento.<br /><br />La gente suele despertar al final de la misa. En el particular momento en donde el sacerdote indica el saludo de la paz y todos se levantan como si hubiesen programado una descarga eléctrica en los asientos. No es extraño ver a una chica cruzando medio salón con tal de abrazar a cierto amigo. Es el momento en que todos se emocionan por estar ahí. Por pertener a un colegio católico y por haber sido invitado a lo que la Profesora de Religión tan insistentemente llama <em>Fiesta de Dios</em>. Tal vez algunos se acuerdan de los papis. Del bautizo cuando eran chicos y de ese asado fantástico del que hacen memoria sus tíos cuando recuerdan la ceremonia. No falta el que se enorgullece de su Primera Comunión y cuenta que el vestido blanco le quedaba algo grande. <em>'Conocí varios amigos'</em>, dicen algunos, indicando el objetivo máximo alcanzado producto de dos años de reuniones y charlas.<br /><br />Si tuviera que identificar mis intereses en aquella misa, mi opción sería N.A. Porque después de todo, es divertido estar ahí sin ninguna otra idea más que observar lo que hacen los demás. Los tipos volteando cabezas, las chicas susurrando al oído, los profesores controlando los músculos para no bostezar. Me dedico a guardar todas esas acciones en mi memoria y transmitirlas en este blog. Y que ustedes sientan, mediante el monitor que probablemente sea más grande y esté más limpio que el mío, lo que significa tener esa especie de celebración religiosa una vez al mes. Durante los 8 años que llevo en <strong>Piamarta School</strong>. Alguien allá arriba sabe que hice mi mejor esfuerzo en no ampliar la font y usar negrita para pedir ayuda.<br /><br />¿Será así por los siglos de los siglos?pseudoniñita.http://www.blogger.com/profile/02915993385969556758noreply@blogger.com36tag:blogger.com,1999:blog-13227834.post-1124065490272788882005-08-14T20:28:00.000-06:002005-08-14T18:36:46.013-06:00Monos Chinos/Fanatismo<em>"¿Cómo puede obsesionarse tanto con unos simples monos?".<br />"Monos dabólicos".<br />"Oye, si el pastor dijo que esos monos son del demonio... matan gente, incitan a los niños a cometer barbaridades. Como si no fuera suficiente con lo que vemos hoy en las noticias. Antes eran otro tipo de monitos. Monitos lindos, tiernos, ayudaban a la mamá. Ahora pegan gritos como los locos, pareciera que están poseídos".<br />"Yo le digo a la Vanne... Además está bien grandecita ya para andar viendo dibujitos en la tele".<br />"No, es que tú tienes que prohibírselo. Esta niñita ya está obsesionada. Anda cantando las canciones, imagínate tú. Más encima, me llega a dar hasta miedo entrar a esa pieza, con el demonio de <strong>J</strong>arry Potter y esos otros monos mirándome en la noche".<br />"Ay, mamá... no le pongai, tampoco".<br />"Bueeeno. Luego tú te vas a lamentar. Cuando llegue la hora de tratarla con un médico porque va a andar hablando en chino y pegando esos gritos demoníacos en la noche, me vas a encontrar la razón".<br /></em><br />Faltaba el minuto en donde me cuestionara más esto. Al menos para darle una explicación a mi pobre Lela que cada vez que viene a mi casa se retuerce en su propia galaxia de nervios, en la cual yo formo parte importante. Yo y mis monos. Yo y mi fanatismo.<br /><strong>Advertencia.-</strong> Este va a ser un post ultra-autorreferente. No reclame después.<br /><br />Para comenzar a explicar mi pseudo-problema psicólogico -descrito y prácticamente timbrado por la abuela más reclamona del planeta- es preciso que entienda que no estaría 50 horas seguidas viendo anime. No sin comer, al menos. Y que - fuera de toda ironía- me considero una tipa normal, muy por el contrario de los seguidores de la animación japonesa corrientes; racional y ubicada. Sólo con ciertas adicciones, que por esas misteriosas razones de la vida, están tan de moda criticar.<br /><br />¿Qué tienen de especial los dibujos japoneses? Objetivamente, muy pocas cosas. En cuanto a estética, no tienen mucho que envidiarle a las actuales producciones gringas. En cuanto a contenidos, en ciertos casos sí. Y mucho. Porque los japoneses son los subliminales más grandes del mundo. No se contentan -como los gringos- con el humor negro explícito que tanto hace reír a la gente (léase <a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Los_Simpson">Los Simpson</a>), simplemente optan por jugar con el mensaje. Con esconderlo, con hacerlo inferir, con plasmarlo hasta en el cabello rosa de cierta heroína, pero sin utilizarlo en los diálogos. Esto es lo que convierte a sus creaciones en un producto tan adictivo y conveniente. Porque los pesos que se manejan en torno a estos sencillos dibujitos no son nada despreciables. Pero no vamos a hablar de ese tema. Para eso están los cerebros de <a href="http://www.chilevision.cl/pagina_concurso_invasion_1024.php">PiñeraVisión</a> y Cía.<br /><br />Ahora, subjetivamente. La parte interesante. Para hablar de mi gusto por el anime, tengo que pensar primero en mi infancia como seguidora de "<strong>Angel, la niña de las flores</strong>", "<strong>Supercampeones</strong>", "<strong>Candy</strong>" y otras series más que fueron salvadas de oxidarse en las bodegas de <a href="http://www.chilevision.cl">CHV</a> simplemente por el actual boom-anime. Si bien, siempre he admitido que cuando era niña me inclinaba más por los dibujos gringos, que a mí humilde parecer -y como buena niña criada entre varones- tenían más acción y se alejaban de la línea dramática -casi mamona- de series donde lo primordial era la amistad y la lealtad hacia el abuelito, es válido comentar que no es algo surgido de la nada. Y sucede a menudo. Muchos integrantes de este mundillo hablan de su gusto por las series añejas.<br /><br />Años después, comprendí que anime hay para todos. Muchas veces se habla de un nuevo formato para contar historias, y estoy completamente de acuerdo con esta definición. Tenemos animación para todos los gustos. Desde las series más tiernas y románticas (<a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Hamtaro">Hamtaro</a>, <a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Cardcaptor_Sakura">CCS</a>, <a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Fruits_Basket">Fruits Basket</a>), pasando por el humor (<a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Shin-chan">Shin-chan</a> - sí, el insoportable niñito que baila mostrando el trasero-), la acción (<a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Ghost_in_the_Shell">Ghost in the Shell</a>) y la trama más orientada a los adultos, tales como el <strong>yaoi</strong> (relación sentimental basada entre dos chicos, como <a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Gravitation">Gravitation</a>), el <strong>yuri</strong> (relación sentimental entre dos chicas) y el <strong>hentai</strong> (historias con contenido sexual explícito).<br /><br /><strong><span style="font-size:78%;">>></span>Errores frecuentes</strong>:<br /><br /><strong>a)</strong> Creer que la animación japonesa completa se basa sólo en unos cuantos monos que pelean y van en búsqueda de las esferas del Dragón. Típico. O, en su defecto, asociar 'anime' a Pikachu (Pika Pika) y al "Te castigaré en el nombre de la Luna" de las legendarias Sailor Moon.<br /><br /><strong>b)</strong> Creer que la animación japonesa es satánica porque el amigo de tal y tal persona descubrió en internet que el significado de 'kamekameha' es un llamado al demonio.<br /><br /><strong>c)</strong> Perder el rumbo completo de la animación japonesa y trasladarla unos buenos kilómetros al Oeste al atribuirla a los chinos. Esto no se limita sólo al área de los dibujos; para mucha gente Asia es sinónimo de chinos, como Norte América de gringos y Chile de picantes. Ley natural, no es grave.<br /><br /><strong>d)</strong> Creer que los fanáticos de la animación japonesa se dividen entre un grupo de niñitas con moñitos rosas, cuya mala costumbre es hablar como si tuvieran atragantada en la garganta la traba de un pato de hule y unos cuantos chicos cuyo máximo objetivo en la vida es agotar el gel de cabello en las farmacias y usar chapitas hasta en la ropa interior.<br /><br />En síntesis, el anime es simplemente un vicio más. Como bien dice mi sabia Lela -que a estas alturas deben tener las orejas rojas-, cualquier gusto en cantidad es dañino. Pero no le pongamos más emoción de la que merece, porque si buscamos satanismo, por ejemplo, tenemos a Ronald McDonald's y a todos sus secuaces.<br /><br />Ahora bien, si su hijo o pariente cercano comienza a hablar en chino y a gritar demoníacamente en la noche, hágale caso a mi Lela.<br /><br />Prohiba todo contacto con monos <strong>nipones</strong>.-pseudoniñita.http://www.blogger.com/profile/02915993385969556758noreply@blogger.com110tag:blogger.com,1999:blog-13227834.post-1122489385124863852005-07-27T12:29:00.000-06:002005-07-27T12:43:27.716-06:00Desconexión/EscapandoEsto de estar de vacaciones es un concepto a poner en duda. Finalmente, mi vida sigue igual que siempre, restándole los profes esquizofrénicos y las caras largas. Una gota más de sacarina. Me ha dado cuenta que mientras yo no me proponga hacer nada nuevo, la desconexión de la rutina es imposible.<br /><br />Hablando con mi prima ayer de <strong>problemas amorosos&stuff</strong>, descubrimos que una cosa es no levantarse temprano, fingir que hacer ejercicios en clase de mate, hacer el ridículo saltando el caballete y poner cara de idiota en clase de física para que el profe crea que estás impresionada y te tome buena, pero otra muy distinta es sacar la cabeza del colegio completamente. Llevo una semana completita de dormir hasta mitad de la tarde, y no consigo ese bendito estado de desconexión del que tanto se habla en vacaciones.<br /><br />Estuve pensando en que me queda mitad de semana para volver a estar más conectada que nunca (notas, NEM, <em>¡Tu PSU! ¿Qué va a ser de tu PSU?</em> uff) y creo que realmente quiero hacer algo nuevo antes de entrar al cole, para al menos, tener la sensación de que estuve de vacaciones y no de fin de semana largo. De repente tener un día <em>fitness</em> y salir a trotar a las 8 de la mañana. Para un cambio en la rutina, digo yo. Aunque mi prima, por toda respuesta, se larga a reír y me empuja la cabeza casi torciéndome el cuello. "<em>Con suerte abres un ojo a las doce</em>".<br /><br />Entonces se nos ocurre la grandiosa idea de salir a tomar fotos. "<em>¡Fotos!</em>" los ojos de la Dany brillan inocentemente. Yo río y comienzo a imaginar. Tal vez unas cuantas fotos alternos en plena calle nos nos harían mal. Por un asunto de cambiar personalidad, pienso, sonriendo ante la idea de ver a mi prima con mi faldita de lunares. Ahora, en dos minutos más nos vamos al desastre. Dios, lo que hay que hacer por dejar de pensar en el <em>riiing</em> del lunes a las 8 en punto.<br /><br />No me hago cargo por su trauma psicológico si el próximo post aparece una muy sexy foto con dos niñitas con cara de pendejas muy <em>lolly</em> capeando el ocio.<br /><br />Está avisado.pseudoniñita.http://www.blogger.com/profile/02915993385969556758noreply@blogger.com22tag:blogger.com,1999:blog-13227834.post-1118879654641404422005-06-15T17:41:00.000-06:002005-06-15T18:11:47.583-06:00Ley de Autenticidad / Tribus Urbanas<em>"-¿Tiene estilo?-pregunta la amiga n°1 de la obra, con expresión temerosa, como si le resultase particularmente difícil imaginar una respuesta negativa ante tan importante requisito.</em><br /><em>-No-responde la amiga n°2, causando un bufido de lamento grupal-. Sólo un parche de Lacrimosa y un par de trapos negros...</em><br /><em>-Posero-sentencia la última integrante del grupo.</em><em>Todas asintieron. Un mino más borrado del estrecho horizante cuyo límite ellas llamaban dignidad. </em><br /><em>Una lástima. Era tan bonito</em>."<br /><br />Antes, eran la minoría. Los excluidos, los más pernos del curso. Ser raro era ser nerd. Ahora, lo realmente nerd es no pertenecer a una de sus tantas tribus. <em>"Adolescencia",</em> musita mi papá con una sonrisa de auténtica diversión. Yo, en cambio, apelo a lo externo. A la TV, a la radio. Al sistema, como dirían los pseudo-anarquistas del cole. Lo cierto es que, cual sea su factor determinante, todos terminan siguiendo el mismo objetivo: Ser diferentes.<br /></em><br />¿Podemos ser realmente auténticos? ¿Cómo se puede lograr si finalmente todos siguen un movimiento masivo? El hacer lo mismo que los demás, en lo que incluimos vestuario, música y hasta forma de hablar, anula inmediatamente cualquier gota de originalidad corriendo por tus venas. Te conviertes en un muñequito más siguiendo los pasos de unos cuantos buenos músicos, que probablemente tengan su vida menos resuelta que la tuya propia.<br /><br />Y hay para todos los gustos, lo que depende de intereses y experiencias, e incluso, del nivel económico y social. Revisemos opciones <strong>principales</strong>:<br /><br />a) <strong>Hip-Hoperos</strong>: Grupo que apela a defender los derechos y las igualdades sociales, así como a expandir su arte callejero con libertad. Toman el hip-hop como una forma de vida, no sólo consistente en unas cuantas canciones bien entonadas. Casi repudiados por su forma de vestir y por estar principalmente vinculados (no todos) a los grupos sociales más pobres y excluidos del país. Tienen mala fama de delincuentes, incultos y vulgares. Según mi abuelita, son unos <em>desadaptados</em>. Según yo, si sigo viendo sus zapatillas en el colegio sufriré un colapso nervioso causado por un grave trauma visual.<br /><br />b) <strong>Punkies</strong>: Históricamente rebeldes. Defensores de derechos y eternos críticos del 'sistema'. Para pertenecer realmente a ellos, debes ser lo que mis amigas llaman, un tipo reclamón. Al unirte a su grupo, al oír su música, al criticar al gobierno de paso y ser el único que se atreve a criticar las actividades del día del alumno en el consejo de curso, te conviertes automáticamente en un neo-punk. Sí, porque las cosas han cambiado. Nuestro actual y humilde movimiento punkie-colegial es muy distinto al verdadero movimiento punk nacido a kilómetro de nuestras tierras. Tiene mala fama de drogadictos, locos e ilusos. Según palabras expresas de mi padre, no hay en ellos nada más que críticas y propuestas utópicas. Según yo, se necesita más acción y menos quejas. Lo malo del sistema lo vimos hace rato.<br /><br />c) <strong>Brit-Pop's</strong>: La sensación del momento. Si eres brit, definitivamente perteneces a un nivel superior en toda la fauna de 'tipos freaks'. Caracterizados por escuchar música británica y vestir de manera cool (accesorios, mucho negro, colores oscuros y ante todo, combinaciones originales), son la última moda de la época y todo un boom comercial para las empresas disqueras. Se refugian en eventos, conciertos y tocatas en vivo, que se suponen, son poco masivas y de gustos limitados. Pero lo cierto, es que sus integrantes aumentan a una velocidad preocupante. Según fuentes cercanas, sólo consisten en unas cuantas tipas lesbianas y un grupo numeroso de chicos homosexuales. Según yo, lo alternativo no es sinónimo de cambio en tu preferencia sexual.<br /><br />d) <strong>Góticos</strong>: Nuevo boom. Vestir de negro y estar triste parece estar realmente de moda. Algunos creen que basta con tener unas cuantas ideas depresivas (pseudo-suicidas), ser un antisocial y escuchar música de sonidos guturales para pertener a ellos. No poseo gran información acerca de sus ideas, por tanto reservo opinión.<br /><br />e) <strong>Otakus</strong>: Junto a góticos y brit-pop's, el último grupo masivo de la lista. Amantes de la animación japonesa y de la propia cultura del país del sol naciente. Se dividen en grupos, según gustos, afinidades, y ante todo, conocimientos. Sí, porque si hay algo que ellos odian, es a los novatos. Desde ellos, nacen los visuals (amantes del j-rock y seguidores de un movimiento estéticamente similar al gótico), los dancers (obsesos por el baile en máquinas, tales como DDR y otras), y finalmente los cosplayers (concursantes que enfrentan sus mejores disfraces en eventos y ciclos de animación y música japonesa). Partieron como gente poco numerosa y realmente extraña y terminaron causando un estallido de chapas, bolsos negros y libritos de dibujos con ojos enormes. Actuaron sobre distintos medios de comunicación (Radio /TV) y produjeron, como todo movimiento importante, una buena y nada despreciable cantidad de dinero. Según mi madre, son unos trastornados que intentan permanecer en la niñez viendo 'monos chinos'. Según yo, somos unos ñoños incomprendidos :-).<br /><br />f) <strong>Los nada</strong>: No pertenecientes a ningún grupo, no caracterizados por vestir de ninguna manera especial (más que el polerón comprado en el supermercado y la monótona mochila carente de algún símbolo de gustos propios). Actuales pernos. Fomes, sin vida, según algunos amigos. Generalmente escuchan cualquier música de moda y no los recuerdas en el patio a menos que sea muy bonito (a). No son discriminados, pero tampoco aplaudidos. Sin pena, ni gloria.<br /><br />g) <strong>Los poseros</strong>: Dícese de cualquier persona que asegura pertenecer a alguno de los grupos anteriores y que no posee mayores conocimientos en el tema. Razón: Ser cool. Número: La mayor cantidad de adolescentes del país. Consejo: Dejar de producir traumas visuales y auditivos.<br /><br />¿Dónde está la verdadera originalidad? ¿Es necesario ser clasificado en algo para considerarse un tipo auténtico? La respuesta la tienes tú mismo. Yo sólo agrego una cosa:<br />Cada persona necesita un <em>copyright</em>. No lo consigas <strong>duplicando</strong> la marca del otro y pegándola en tu frente.pseudoniñita.http://www.blogger.com/profile/02915993385969556758noreply@blogger.com44tag:blogger.com,1999:blog-13227834.post-1118098961644236102005-06-06T19:05:00.000-06:002005-06-06T17:55:49.163-06:00Coincidencias / IrracionalidadFrente a todo pronóstico, estoy aquí. Sí, quién lo diría. Desde vaciar tinta en lágrimas y besos hasta ocupar un espacio blanco prudentemente organizado en un desorden (¿<em>desorden?) </em>de tildes, puntos y comas. Nada dejado al azar, párrafos proporcionalmente dispuestos en donde cada frase parece perpetuar una verdad <em>indiscutible</em>.<br /><br />¡Cómo temí a este <em>espacio blanco</em>! ¡Con cuánta decisión pensé que lo únicos que lograban los famosos blogs era formalizar las divagaciones de unos cuantos tipos freaks sin nada que hacer! Limitar creatividad, estorbar, incluso, los límites de la sinceridad. Sin duda, una tribu más, los <em>bloggers</em>. Una tribu más escondida en los suburbios de la enigmática y casi mítica red. Cool, pero idiota.<br /><br />Vuelvo a preguntarme, dada las anteriores reflexiones, qué pretendo al estar aquí. Sin duda, todo tiene un objetivo (right, por más insignificante y pelotudo que sea), y sé que sería estúpido estar dando vueltas y vueltas en esto para luego comunicarles irónicamente que <em>no lo sé</em>. Pero tal vez también sería lo más sincero.<br /><br />Quizá mi objetivo (insignificante, pelotudo, whatever) se limite a la interesante idea de desahogar de de una manera humilde mi propia arrogancia. Y a la vez, aunque puedes considerar que sólo estoy repitiendo la idea anterior, disfrutar de la práctica que tan gratuitamente se me ofrece.<br /><br />OK, <em>adivinaste. </em>No necesito alzar la mano para que confirmes que te has topado con <em>otra</em> niñita más deseando convertirse en una auténtica escritora. Ya imaginas (errónea o acertadamente) que mi mundo gira en un remolino utópico de anteojos de grueso marco negro, cigarrillos aplastados, café y abrigos enmohecidos. Y a la vez, creas un mundo fantástico con la sobrenatural pantallita azul cambiando el color de mi rostro en plena madrugada, escuchas dentro de tu cabeza el sonido curioso (casi intrigante para algunos) de las teclas rompiendo el silencio nocturno. Lo percibes instantáneamente, cual Carrie Bradshaw de <em>Sex and the City</em>, o tal vez otra Josephine March, según <em>L.M.Alcott</em>, si eres más clásico. Da igual. Para tí es un poco más de lo mismo.<br /><br />E incluso, tal vez para mí también. El caso es que no deseo formar parte del creciente porcentaje <em>Pro!Irracionalidad absoluta</em> que afecta a este país y mundo entero. El caso es que intenté explicártelo. De alguna u otra manera.<br /><br />El punto es que necesito escribir.<br /><br />El punto es que aquí <em>comienzo</em>.pseudoniñita.http://www.blogger.com/profile/02915993385969556758noreply@blogger.com11